Dia N

Escenas post-modernas

- Hijo, vení un segundo
- Si, decime...
- Puede ser que ayer Agustín estaba fumando porro
- Sis
- Ah, me parecía, por el olor digo…
- Claro…

Futurología

Un amigo me contó que hace mucho, ponganle en 1850, se había creado un instituto de futurología en alguna ciudad de losestadosunidosdeamerica. Según él, este instituto se encargaba de imaginar, cual Julio Verne, los inventos futuros, como serían las sociedades, etc.
Dicho instituto, a falta de imaginación o quizás por problemas depresivo-psicológicos de sus integrantes cerro aludiendo que “ya todo estaba inventado”. Creían que habían nacido solo para contemplar los avances del pasado, para disfrutar del trabajo de otros, pero que ninguna perspectiva de cambio se avecinaba.

Bien, ¿A qué viene esto?
Es que es esta la sensación que me invade recurrentemente desde que tengo uso de la razón.No es todo el tiempo, claro, pero es algo que algunas tardes lluviosas me hace pensar ciertas cosas. Pensar que ya todo pasó y que nuestro paso por acá es de expectadore.

A ver ya llegamos a la democracia, ya probamos el socialismo y fracasó, ya hubo genocidios, ya hay súper celulares que hacen todo, robots y viajes al espacio. Incluso se sabe más o menos qué es el universo y hasta es posible crear un bebe a partir de una cerda de escoba.

Todos sabemos que no es así, pero sin embargo a veces siento que me perdí de muchas cosas. Que no pude ver la despedida de Serú Girán en River ni asustarme con la guerra de los mundos de Wehlls por Radio ni pude repudiar los campos de concentración alemanes desde la columna de un diario.


Por eso a veces me siento un poco triste, y pienso, pienso mucho en qué hubiera pasado, si no hubiera nacido en los 90.

Debates agotados 1

Hay ciertos debates que ya están agotados, que perdieron vigencia, actualidad o que con el paso del tiempo han terminado por asentarse de una u otra forma, dejando de ser temas de los cuales uno no hablaba con desconocidos y que discutía a gritos con sus más amigos.

Hoy en día, no nos resultan interesantes, nos aburren y dan sueño y que el solo cuestionamiento de ellos es arcaico y pasado de moda.

Y no estoy hablando del aborto, de la homofobia o de la posibilidad de un gobierno socialista. Temas que si dan para largas charlas, gritos y empujones.

Estoy hablando de quienes hacen referencia a temas como la igualdad entre el hombre y la mujer, la visión de los discapacitados como personas (personas con capacidades especiales, capacidades diferentes, y tantas miles de otras formas que se quisieron llamar), la “maldad” o no de ver televisión y, acá en Argentina, la posibilidad de una Dictadura.

En esta sección voy a tratar de mostrar que hay algunas cosas que ya no hace falta discutirlas a gritos, que nos dormimos si nos hablan de “nosotras las mujeres” o si nos discursean sobre decir especiales y no diferentes y bla bla bla

La generación violenta

Somos el resultado de lo que los medios dieron en llamar “la generación de los dibujitos violentos”. Crecimos con el animé y los Power Rangers calados bien adentro. Para navidad, pedíamos sables, pistolas y granadas.

Recuerdo de muy chico ver un informe en el Telenoche de Mónica y César hablando de qué sería de los chicos que pasaban horas y horas viendo escenas violentas, explosiones y asesinatos en masa sin sentido. Se hablaba de que luego nos convertiríamos en drogones, aislados sociales que haríamos de la violencia nuestra bandera y razón de existir.

Puede ser que quizás hoy los jóvenes seamos más violentos que hace 20 años pero, vamos, quienes hoy tienen 40 o más, son mucho más violentos que quienes fueron jóvenes hace 50. Mucho antes que las quejas diarias de mi abuelo acerca de mis actitudes, Sócrates ya había dicho:

“Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.”

Entonces, ¿Qué pasó con esos niños que jugaban a arrojarse granadas y a luchar a espadazos toda la tarde? ¿Realmente las riñas de hoy son el resultado de los ataques entre Pikachu y Charmander en Pokemón?
¿Qué pasó con la epilepsia y los problemas mentales que acarrearía ver tanto animé seguido?

Creo que puedo afirmar que no me paso el día pensando en divertirme a los golpes. Es por eso que a nosotros no nos preocupan los informes que hoy realiza María Laura Santillán con cara de preocupación diciendo que el Counter-strike va a provocar olas de violencia en los niños que hoy lo juegan. Crecimos al lado de las investigaciones berretas de la televisión y estamos hoy aquí para decirles que no somos los locos que les presentaron hace 15 años.

Sí puedo decirles que odio profundamente a Barney, el monstruo violeta que hace hablar como idiota a mi hermanita.

Nosotros

De chicos nos vistieron con buzos a rayas de universidades norteamericanas.

Vimos la decadencia de Xuxa y presenciamos la ferocidad con la que el Cassette fue comido por el Compact-disc, que a su vez fue devorado por las descargas de Internet.

Nada es para siempre, cualquier aparato puede ser novedoso 5 meses y lo sabemos. No nos comemos que algo es “lo último”

Cuando nacimos el “Socialismo Real” había desaparecido y el mundo unipolar era la regla.

No conocimos a Gardel, a Evita ni al Che. Ni siquiera pudimos ver a Argentina campeón.

Para nosotros, la última dictadura y el holocausto tienen la misma distancia en tiempo, fue algo que pasó hace mucho y que nadie permitiría hoy que pase. Votar es una rutina y la democracia no es un valor sino un factor cotidiano.

Enviar una carta es algo que hace mi abuelo y que no entiendo muy bien por qué.

¿Internet? Siempre existió… ¿o acaso es que alguien lo inventó?


Qué pensamos quienes nacimos luego de que muchas cosas ya habían pasado.
Cómo pretendemos trascender después de Los Rolling Stones, el Mayo Francés y Google.
Qué significa el cambio para quienes hemos visto pasar de todo a lo largo de la historia, que sabemos que se hicieron muchísimas promesas y muy pocas fueron cumplidas.

Aquí el pensamiento de nosotros, los que nacimos en los 90.